Las mujeres suelen ser líderes dinámicas y creadoras de cambios. Su participación en el ámbito político es, por tanto, fundamental para fortalecer la democracia, entendida no sólo como un sistema político, sino también como un sistema social capaz de incluir y representar a todos los ciudadanos. En Colombia, las mujeres, a pesar de constituir el 52% de la población, representan el 19,7% de los Diputados en el Parlamento y, a nivel local, la representación en los espacios de toma de decisiones es inferior al 20%. Según el Informe del Índice de Brecha de Género 2020, de hecho, en Colombia persiste una fuerte brecha de género a nivel político: el país ocupa el puesto 33 de 152 países para este índice. No obstante, esta cifra representa para Colombia una escalada de 29 posiciones con respecto a la última medición, un hito significativo logrado gracias al renovado marco normativo adoptado en los últimos años por el Estado colombiano, que ha enfatizado el rol de la mujer.
Sin embargo, es importante considerar que la participación política no se limita a los espacios institucionales de toma de decisiones: también existe una perspectiva que podríamos definir como “cotidiana” de la participación. Esta reflexión es una de las “lecciones aprendidas” durante el evento Mujeres y violencia: diferentes perspectivas, una lucha común, organizado por AICS Bogotá en colaboración con la Embajada de Italia y el Instituto Cultural Italiano a principios de diciembre de 2022. En el evento que vio la participación tanto de representantes de instituciones colombianas como de asociaciones locales para la promoción de los derechos de las mujeres, se subrayó la necesidad de hacer justa la llamada “economía del cuidado”. Este término incluye tanto las actividades no remuneradas en el propio hogar como las remuneradas en el lugar de trabajo. Si bien se espera que este sector involucre, ya en el corto plazo, cantidades crecientes de la población colombiana con el aumento de la demanda de cuidado de niños y adultos mayores, sin embargo, continúa caracterizándose por bajos niveles de protección y poca o ninguna compensación. En Colombia existe una ley, la n. 1413 de 2010, que reconoce formalmente la existencia de la economía del cuidado como un sector productivo potencialmente generador de PIB. Según datos publicados por el Departamento Nacional de Estadística de Colombia (DANE), son principalmente las mujeres las que se hacen cargo de las actividades que se enmarcan en la economía del cuidado, aportando el 77,7% del total de horas dedicadas al trabajo doméstico no remunerado. Por otro lado, esta división de roles conduce a la creación de una serie de barreras, aunque no formales, a la participación efectiva de las mujeres en la esfera política.
En este sentido, la Cooperación Italiana, en el marco del Programa de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial (DRET II), en colaboración con la UE y la FAO, apoyó la creación de un estudio sectorial sobre la economía de cuidado dirigido a la Agencia de Desarrollo Rural, en el que se identifican las condiciones y necesidades en particular de las mujeres que residen en zonas rurales. Este documento servirá para orientar las políticas públicas sectoriales y promover una mayor participación de las mujeres en las políticas nacionales y locales de desarrollo agropecuario.
Para conocer más sobre el trabajo que realiza AICS Bogotá en el tema de “economía del cuidado”, lo invitamos a leer este artículo.