La Cooperación Italiana lanza nuevo proyecto para fortalecer la paz en Buenaventura

 

COMUNICADO DE PRENSA

Buenaventura, 04 de marzo de 2024. La Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) sede Bogotá, presenta en Buenaventura (Valle del Cauca), la puesta en marcha del proyecto “PACE BUENA”, que apunta a mejorar las condiciones de vida de la población afectada por el conflicto en el municipio de Buenaventura, especialmente de las mujeres jovenes más vulnerables.

Con una financiación de 1 millón de euros y socios implementadores como OIKOS y CESVI (organizaciones italianas presentes en el territorio), la Cooperación Italiana presentó esta nueva iniciativa en el marco de un evento organizado en conjunto con la Delegación de la Unión Europea, con el objetivo de celebrar un encuentro entre todos los países miembros y agencias de cooperación europeas que están adelantando proyectos para el desarrollo, la consolidación de la paz y la inclusión social y económica de Buenaventura.

“Italia, a través de la Agencia Italiana de Cooperación reafirma hoy en Buenaventura su compromiso con la paz de Colombia. Desde la Cooperación Italiana creemos que la paz no es solo la ausencia de conflicto, también es transformar ambientes violentos en ambientes protectores con garantía de derechos humanos y oportunidades de trabajo”, afirmó ante los medios de comunicación Roberto Simoncelli, delegado por el Director de la sede Mario Beccia para asistir al evento.

El proyecto PACE BUENA tendrá tres objetivos principales:

  • Fortalecer las capacidades de acogida y asistencia humanitaria para las víctimas del desplazamiento, especialmente para las mujeres víctimas de violencia sexual y otros tipos de violencias basadas en género.
  • Mejorar la participación de organizaciones locales lideradas por mujeres y líderes sociales en el diálogo político para la construcción de paz.
  • Impulsar la integración socioeconómica, el acceso al mercado laboral y la creación de emprendimientos de mujeres y jóvenes desplazados.

Como eje central del proyecto estará la articulación con las organizaciones sociales e instituciones de Buenaventura como: el Movimiento Social Paro Cívico de Buenaventura “Para Vivir con Dignidad y en Paz en el Territorio”; la Fundación Socio-Ambiental ARIBI; el Instituto Von Humboldt del Sur ISAIS; UARIV, JAC El Campin, Consejo Comunitario de Sabaletas, Alcaldía de Buenaventura.

AICS ACOMPAÑA A LAS MUJERES COLOMBIANAS QUE LUCHAN POR LA PAZ GRACIAS AL APOYO DEL FONDO HUMANITARIO MUJERES POR LA PAZ

Alma (nombre ficticio) es la primera mujer afrodescendiente presidenta de uno de los consejos comunitarios del departamento de Nariño – Colombia. Un logro, el de Alma, obtenido gracias a su determinación y a la formación y apoyo que recibió del “Fondo Humanitario y de Paz de las Naciones Unidas para las Mujeres” – WPHF, también financiado por la Cooperación Italiana. Alma pudo reunirse con los funcionarios de AICS Roma y Bogotá, que participaron en la misión de donantes del WPHF, realizada del 3 al 5 de octubre.

En Colombia, el conflicto armado ha afectado gravemente a las mujeres, que siguen siendo víctimas de violencia sexual, económica, psicológica y física. Sin embargo, el papel de las mujeres en la construcción de la paz territorial también está reconocido en el nuevo programa “Paz Total” del Gobierno colombiano y el WPHF está trabajando para apoyar directamente a las organizaciones locales de mujeres comprometidas con los procesos de paz y con la lucha por los derechos de las mujeres, para empoderar a las mujeres locales, con el fin de hacerlas económicamente autónomas y liberarlas de la violencia, incluida la violencia doméstica. El WPHF ha financiado 51 proyectos en el país presentados por 79 organizaciones dirigidas por mujeres o que abogan por los derechos de las mujeres.

Por otra parte, próximamente, en el país se pondrá en marcha el proyecto de las Organizaciones de la Sociedad Civil OIKOS y CESVI, que fue seleccionado por AICS Bogotá a través de una convocatoria del canal de emergencias y que, siguiendo el enfoque del Triple Nexo, promoverá la participación de organizaciones locales dirigidas por mujeres y líderes sociales en el diálogo para la construcción de paz, actuando también para la integración socioeconómica de mujeres y jóvenes desplazados afectados por el conflicto en Buenaventura.

 

Entrega de obras de infraestructura que benefician a habitantes de 10 veredas en Mapiripán Meta

Mapiripán infraestructura

Con esta infraestructura más de 1.400 habitantes de las zonas rurales podrán movilizar sus productos agropecuarios en época de invierno

A través del convenio de la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS), junto con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP) y la Alcaldía Municipal de Mapiripán Meta, en el marco de los territorios PDET, se hizo entrega a la comunidad de nueve obras de infraestructura de drenaje. Se trata de siete box culvert y un pontón, para evitar la inundación de vías principales en tiempos de lluvia y facilitar así, la movilización de las personas, cargas, vehículos y productos agropecuarios en estos sectores de difícil acceso en las veredas la Cooperativa, Canapure, El Mielón, Caño Ovejas, La Libertad, el Progreso, y San Antonio.

De su importancia nos habla Yuli Marcela Briñez, presidenta de la Junta de Acción comunal vereda el Progreso: “Donde quedó el box culvert en tiempo de invierno no iba a dar paso, entonces los cultivadores no iban a tener por donde sacar su producción, entonces el que no está cultivando directamente en el proyecto pero que vive ahí necesita movilidad. Ya no es lo mismo pasar a caballo o máximo en una moto que era lo que podíamos, a poder pasar un carro con un viaje de ganado, con un viaje de yuca, con un viaje de plátano, con una doble troque, de pronto tuvo la forma de hacer su casa de material entonces ya pudo entrar material porque ya hay por donde pasar”

También se hizo entrega de una caseta comunal en la vereda Esteros Bajos, Caño Evaristo y San José, espacio vital como sitio de encuentro, reunión y capacitación para los habitantes del sector. Estas obras hacen parte de la estrategia agropecuaria, social y ambiental que busca dinamizar la reactivación económica del municipio con el eslogan #AvanzaMapiripán.

Obras de infraestructura que fortalecen el tejido social

Todas las obras se realizaron en un proceso participativo: fueron concertadas con la comunidad y para avanzar en algunas actividades, se realizaron encuentros de integración social, donde las familias de territorio ayudaron a la preparación de los terrenos. De esta manera, las veredas compartieron, trabajaron unidas y se fortaleció el tejido social.

Rogelio Ayala Monroy Representante legal de la Cooperativa de Agricultores de Mapiripán (Coagromapi) del Mielón, nos comenta el impacto de estas obras: “Nos dieron el recurso, materiales, mano de obra para dos box culvert tipo alcantarilla y un pontón inmenso, eso ha sido de gran ayuda para la comunidad, porque personas de la comunidad ni creían que nosotros íbamos a hacer ese pontón por allá tan enterrado, la gente está muy contenta, ha sido un milagro”.

Mapiripán infraestructura

Una apuesta por el desarrollo sostenible

Durante décadas y a raíz del conflicto armado que azotó el territorio, la población en Mapiripán se dedicó a la siembra de coca, pero después de los acuerdos de paz firmados por el gobierno nacional en el año 2016, Mapiripán fue declarado territorio PDET (Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial) y desde entonces las familias campesinas buscan recuperar su vocación agropecuaria.

En el componente agrícola del proyecto participan 120 familias campesinas a las que se les apoya para sembrar plátano, yuca dulce, maracuyá, caña de azúcar y palma. Así como 70 familias de la comunidad Sikuani que siembran yuca brava.

En la Finca Potosí, un nuevo comienzo para las víctimas del conflicto colombiano

En Colombia, las minas antipersonal siguen cobrando víctimas entre la población civil. AICS colabora con OEA para apoyar a estas personas en su camino de rehabilitación física y psicológica. Al mismo tiempo, se está trabajando para ofrecer formación profesional y apoyar la implementación de microproyectos de emprendimiento.

Reinel se pone los guantes, toma una piña del montón, la lava en un balde grande de agua, le quita la cáscara con un cuchillo y comienza a cortarla en rodajas regulares aproximadamente de un centímetro de grosor. Esperanza lo ayuda y Jair los mira feliz. Los tres van enjaezados con un overol blanco que los cubre casi por completo y en el que deben sufrir terriblemente el bochornoso calor de la llanura tolimense, pero ninguno se queja. Estamos en Colombia, en Armero Guayabal, un pueblo que fue reconstruido desde sus cimientos tras la avalancha provocada por la erupción del volcán Nevado del Ruiz que en 1985 sumergió el antiguo pueblo.

AICMA-OEA

Reinel Barbosa y Jair Reina son dos sobrevivientes de accidentes con minas terrestres. En Colombia, las minas antipersonal han jugado y siguen jugando un papel protagónico en el que es el conflicto más largo del continente. Originalmente muy utilizadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) y por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) para contrarrestar la superioridad armada del ejército nacional, gracias a su eficacia en términos de guerra y su facilidad tradicionales continúan siendo una forma de violencia empleada por los grupos armados ilegales. El flagelo de las minas antipersonal ha afectado a 31 de los 32 departamentos colombianos y de manera desproporcionada a las zonas rurales, donde se concentra el 99% de los accidentes y donde los servicios de salud son generalmente de difícil acceso. En consecuencia, además de generar consecuencias directas y visibles en los cuerpos de las víctimas, la presencia o sospecha de la presencia de minas altera los significados de un territorio y la relación de sus habitantes con él.

Desde 1990 han habido 12.229 víctimas de minas antipersonal y otros artefactos explosivos en el país. Los efectos de estos dispositivos son completamente indiscriminados, ya que son activados directamente por la víctima y que dicha activación también puede producirse con efecto retardado. El impacto causado por las minas antipersonal y los demás explosivos de guerra genera daños físicos, que pueden incluir amputaciones de miembros superiores e inferiores, deficiencias auditivas o visuales y daños en la piel causados ​​por astillas o quemaduras.

AICMA-OEA

La Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) participa en el desminado y la asistencia a las víctimas de las minas antipersonal en Colombia desde 2018. Actualmente colabora con la Organización de los Estados Americanos (OEA), que a través del programa AICMA (Acción integral contra minas antipersonal), cuenta con casi 30 años de experiencia en una amplia gama de actividades relativas a las minas en los Estados miembros. En concreto, durante el último año, gracias a la financiación italiana, una treintena de supervivientes de accidentes provocados por minas antipersonal con amputaciones de miembros inferiores recibieron prótesis y siguieron un proceso de rehabilitación. También se apoyó la creación local de 60 dispositivos de protección para uso en muñones, los cuales serán distribuidos a precio subsidiado, facilitando así el acceso a este tipo de dispositivos que suelen ser importados y por lo tanto con costos muy altos y tiempos de entrega prolongados.

Además de las discapacidades físicas, el accidente de una mina antipersonal genera una serie de consecuencias psicológicas para las víctimas, que inevitablemente se ven obligadas a cambiar sus planes de vida y muchas veces también los de sus familias, que generalmente son quienes se encargan de los tratamientos y la asistencia. Por lo tanto, es esencial que los programas de apoyo a las víctimas incluyan un componente de integración socioeconómica. Por ello, AICMA-OEA, con el apoyo de AICS, ha creado una serie de seminarios para sobrevivientes en temas como emprendimiento y comercio, permitiéndoles adquirir conocimientos y generar nuevas oportunidades de ingresos para ellos, sus familias y las comunidades en las que viven.

AICMA-OEA

Al finalizar el proceso de capacitación, AICMA-OEA evaluó las ideas de negocios surgidas durante los seminarios y otorgó capital semilla y apoyo técnico a aquellas que se destacaron por tener mayores posibilidades de crecimiento y contribuir al bienestar de toda la comunidad. Entre ellas, la idea de Reinel y Jair, Un Manjar para su Paladar, que consiste en el procesamiento y comercialización de fruta deshidratada.

Cuando les preguntamos cómo surgió la idea de la fruta deshidratada, nos comentan que querían alargar la vida de la fruta que cultivan y que de lo contrario tendría un tiempo de consumo muy limitado. Sin embargo, al eliminar el agua contenida en los alimentos frescos, se abren nuevas grietas también desde el punto de vista de las exportaciones al exterior.

La microempresa está ubicada en la Finca Potosí, un terreno fértil de 149 hectáreas que perteneció a un narcotraficante y que en 2018 fue otorgado a veintidós familias víctimas del conflicto colombiano como parte del proceso de restitución de tierras bajo la Ley 1448 de las víctimas de 2011.

Mientras meten las rodajas de piña cortadas en el horno de secado, nos comentan que actualmente también secan y venden plátanos, mangos, fresas, pitahaya, manzanas, peras y guanábana, pero a futuro la idea es seguir produciendo otros tipos de fruta deshidratada y posicionarse en los mercados internacionales. Esta historia acaba de empezar.

La comunidad Sikuani, un pueblo que aporta a la construcción de la paz

“Mapiripán” en lenguas ancestrales significa canasta de pan. Este municipio, ubicado en el departamento del Meta, durante décadas vivió el conflicto armado. Pero hoy es un territorio lleno de oportunidades que le apuesta a la paz y que cuenta con una gran riqueza cultural.

En los cuatro núcleos del resguardo Caño Ovejas, gracias al proyecto Avanza Mapiripán de la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS), con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y del Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP), inició la siembra de 12 hectáreas de yuca brava, donde se espera producir 10 tonelada por hectárea.

Mingas para el progreso

Después de realizar el estudio y preparación de suelos, las 364 personas del resguardo se organizaron en jornadas comunitarias o mingas, para establecer sus conucos, es decir parcelas. Mujeres, hombres, niños y adolescentes se unieron para sembrar.

Una parte de la cosecha se consumirá internamente, mientras la otra parte se venderá. La Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas de Mapiripán (ASOTIMAPI), conformada con ayuda del proyecto, será responsable del proceso de comercialización. La mayoría de la cosecha será destinada a la transformación en casabe y mañoco, alimentos básicos y fundamentales del pueblo Sikuani.

Sikuani

Este pueblo es uno de los 87 pueblos indígenas reconocidos en Colombia, y pervive en la zona, aunque algunas familias fueron desplazadas entre los años 1997 y 1998. Desde nómadas que recorrían las grandes sabanas, selvas y ríos de los llanos orientales, debido a la llegada de colonos en los años Cincuenta, se vieron forzados al sedentarismo. En la actualidad, cada familia se dedica a la pesca y a la agricultura de subsistencia. Los Sikuani poseen un calendario que se basa en la observación de la naturaleza y de las estrellas, y de ahí se determina el momento de talar, cazar, sembrar o recolectar frutos. Por eso, las actividades desarrolladas en el marco del proyecto se realizan con respeto a la Madre Tierra.

 

Acciones por la preservación de las tradiciones Sikuani

El proyecto Avanza Mapiripán también apoya a la comunidad Sikuani del resguardo Caño Ovejas en la preservación de las tradiciones alimentarias con encuentros de memoria culinaria y promoción de la participación en eventos municipales con muestras artesanales y culinarias. Así mismo se acompaña a la comunidad en las celebraciones tradicionales y rituales.

Como nos explica Manuel Rodríguez, capitán del resguardo Sikuani Caño Ovejas, que durante 75 años ha sido testigo de los cambios sociales y de la lucha de su comunidad por el derecho ancestral al territorio: “Para nosotros la tierra es nuestra madre, es quien nos da el alimento y muchos más. Por eso la cuidamos y la defendemos”.

Sikuani

El proyecto PAZ Colombia promueve la difusión del conocimiento para mejorar la producción agrícola

Los días 29 y 30 de junio de 2022 los técnicos del Centro Agrotécnico del Cauca realizaron dos jornadas de capacitación, en las que participaron 30 agricultores pertenecientes a la Cooperativa Agropecuaria de Usuarios Campesinos de Patia, en el sur del departamento del Cauca. Este departamento se caracteriza por una fuerte vocación agrícola, sin embargo, este potencial no se ha puesto completamente en práctica a lo largo de los años, debido al conflicto armado.

En este contexto, en 2019 se lanzó el proyecto PAZ Colombia, que surge como respuesta a la necesidad de mitigar el impacto del cambio climático y promover el desarrollo rural sostenible e inclusivo, así como el fortalecimiento del Estado de Derecho y los procesos de reinserción y transición de los grupos armados al margen de la ley. El proyecto, implementado por el Instituto Italiano – Latinoamericano (IILA) y por el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), con el apoyo de AICS, se enfoca en un intenso programa de capacitación basado en la transferencia de tecnología y sistemas innovadores en la producción y comercialización de algunos productos típicos de la tradición agrícola colombiana como el café, las hortalizas y las frutas procesadas. Al mismo tiempo, PAZ Colombia pretende proponer una oferta de turismo ecológico en áreas rurales que tenga en cuenta la evolución y las tendencias más recientes del mercado turístico internacional.

El servicio de extensión rural, que prevé la difusión de técnicas y conocimientos innovadores para mejorar la producción agrícola y la calidad de vida de las familias campesinas de las zonas rurales, es uno de los pilares sobre los que se asienta el proyecto. La inserción en el mundo de la gran distribución requiere innovación tanto desde el lado de la producción como desde la presentación final del producto. Por eso, es importante capacitar a técnicos, pequeños productores y jóvenes víctimas de la violencia en el uso de maquinaria agrícola moderna adecuada para una producción profesional y estandarizada de hortalizas básicas destinadas al mercado de consumo, que hoy constituyen una demanda creciente y con salidas en los mercados extranjeros.

Noel Angulo, agricultor perteneciente a la Cooperativa Agropecuaria de Usuarios Campesinos de Patia, comenta sobre las enseñanzas recibidas: “la capacitación nos permite adquirir conocimientos que nos permiten poner en práctica procesos tecnológicos encaminados a mejorar la producción y conservación de la tierra”.

Con la asistencia técnica de los instructores que se capacitaron en el marco del proyecto, los 30 agricultores involucrados ahora avanzan con la preparación del suelo y la siembra de cultivos de renta como sandía, melón, maracuyá y papaya, gracias a la maquinaria agrícola instalados por PAZ Colombia, un proyecto que además incluye un seguimiento a las etapas posteriores para así garantizar el éxito de esta iniciativa.

Desarrollo rural: el camino hacia la paz en Colombia

La economía rural juega un papel fundamental en el desarrollo del país, demostrando que tiene todo el potencial para garantizar la estabilidad en el contexto de posguerra.

La propiedad de la tierra es un tema tan importante en Colombia que se convirtió en el primer punto de discusión en las históricas conversaciones de paz celebradas en La Habana en 2016 entre el gobierno de Bogotá y el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El tema, discutido en el punto 1 de los acuerdos con la Reforma Rural Integral, que otorga especial importancia al acceso a la tierra, la activación productiva del medio rural y la reinserción socioeconómica de exguerrilleros y víctimas, antecede incluso al involucramiento de excombatientes en la vida política de Colombia y el tema del narcotráfico.

El campo colombiano fue el principal escenario del conflicto armado, pero también es el punto de apoyo hacia el cual la Cooperación Italiana, junto con las autoridades locales y socios internacionales, está dirigiendo sus esfuerzos para promover el desarrollo económico y social en el contexto de la posguerra. En este panorama, el campo y los campesinos colombianos tienen todo el potencial necesario para hacer de la agricultura el motor de la economía, de la paz y del logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), permitiendo el regreso de los millones de colombianos obligados a abandonar sus cultivos y huir de la violencia.

Italia ha sido y es un aliado fundamental en el desarrollo del sector rural en Colombia: presente en el país desde 2011, en los últimos años se ha comprometido a desarrollar una estrategia de asistencia al sector agropecuario y rural articulada en varias fases con los actores locales. La línea de intervenciones dirigidas al desarrollo agrícola y rural lanzada por Italia en el país está alineada con el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, adoptando un enfoque fuertemente territorial en línea con los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) del Gobierno e incluyendo un importante paquete de transferencia de conocimiento y saber hacer específico en el sector agrícola.

Una de las iniciativas que lleva a cabo el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia, en colaboración con el Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional y la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS), es “Agrocadenas – Alleanze público-privada para la consolidación de la paz”, que constituye una de las principales apuestas en materia de cooperación, en la búsqueda de la consolidación de la paz y el desarrollo equitativo del país.

Además, la Oficina de AICS en Bogotá sigue activamente y participa en todas las reuniones del Fondo Europeo para la Paz (siendo Italia uno de sus principales donantes), entre cuyos proyectos destacados se encuentra el proyecto PUEDES realizado en colaboración con la ONG italiana Cisp.

Finalmente, una iniciativa emblemática para el proceso de paz llevado a cabo con la FAO es el proyecto Mapiripán, realizado en el Departamento del Meta (zona tropical de Colombia), en una zona que se caracteriza por la violencia, por haber dejado una larga estela de víctimas, y con una población en situación de extrema vulnerabilidad. Precisamente por eso, el proyecto apunta a reconstruir el tejido social y fortalecer los procesos de participación y toma de decisiones a nivel comunitario, orientándolos hacia el buen manejo de los recursos naturales, la lucha contra el cambio climático, enfocándose en la participación de jóvenes y en la igualdad de género.

Aunque la pandemia está retrasando el logro de los ODS, la Cooperación Italiana está decidida a aumentar los esfuerzos y la coordinación con el gobierno y los socios internacionales para implementar la Agenda 2030, necesaria para el planeta y para las generaciones futuras, bajo el lema: “Adelante juntos por ¡un futuro mejor!”.

¿Como avanza la implementación del Capitulo Étnico de los Acuerdos de Paz en Colombia?

A raíz de un largo proceso de solicitud por parte de las comunidades étnicas para que su voz fuera escuchada y sus derechos asegurados en el marco de la construcción de paz en Colombia, las organizaciones indígenas y afrocolombianas – representadas por la Comisión Étnica para la paz y la Defensa de los Derechos territoriales – pudieron participar en la mesa de negociación de paz en La Habana para negociar el ultimo punto del Acuerdo Final para una Paz Estable y Duradera.

Así se acordó la integración del enfoque étnico y la concreción jurídica de la Instancia Especial de Alto Nivel con Pueblos Étnicos (IEANPE), creada para asegurar la implementación del capitulo étnico, así como se elaboró la ruta de seguimiento al Plan Marco de Implementación que incluye 37 metas y 98 indicadores sobre el tema étnico.

Sin embargo, hasta la fecha no se ha avanzado mucho en la implementación del capitulo étnico y, al contrario, se destaca regresividad en los derechos de las comunidades étnicas y afrocolombianas, sobretodo en los municipios PDET (Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial), en donde el 51% de estos territorios son resguardos indígenas y el 81% cuenta con comunidades afrocolombianas, según la Comunidad Akubadaura – organización que realiza el seguimiento del cumplimiento del Capitulo Étnico de los Acuerdos de Paz.

Desde la firma del Acuerdo en 2016, cerca de 200 indígenas han sido asesinados. Hasta la fecha del 5 de junio de 2020, se registraron 706 casos de contagios por COVID19, de los cuales 25 han fallecido por falta de atención oportuna y de entrega de elementos de bioseguridad, según cuanto reportan organizaciones indígenas. Datos del Gobierno colombiano muestran que “la pobreza multidimensional de los pueblos indígenas es 2,5 veces más alta que el total nacional, y la de los pueblos y comunidades afrodescendientes un 1,5. Para ambos pueblos las desventajas se dan en materia de educación, salud y acceso a servicios de primera infancia, vivienda, acueducto y alcantarillado”, según el Informe sobre Justicia Redistributiva y Pueblos Étnicos de la Comunidad de Juristas Akubadaura.

En el mismo documento se señala que entre 2010 y 2019 “el Gobierno Nacional ha suscrito 1.582 acuerdos con los pueblos indígenas en el marco de la Mesa Permanente de Concertación, muchos de los cuales hacen parte de políticas públicas que tienen un porcentaje de implementación, en promedio, correspondiente al 3,9%, evidenciando un incumplimiento sistemático de aquellos acuerdos que en algunas oportunidades son promovidos por el mismo Ejecutivo”.

La Comunidad Akubadaura ha identificado dificultades y propuestas para la implementación del Capitulo Étnico del Acuerdo de Paz en 3 áreas principales: participación horizontal y efectiva en la implementación de los acuerdos, frente a la falta de consultación con la población indígena para la formulación de proyectos de ley y políticas publicas; un presupuesto con un enfoque étnico para la paz, frente a la reducción presupuestal del 17% de los recursos para dotación de tierras que los pueblos indígenas sufrieron entre 2015 y 2018 y a los recursos limitados (0,05%) del Presupuesto General de la Nación con enfoque diferencial; y la promoción de una política de no estigmatización y seguridad para los lideres indígenas y afrodescendientes y sus comunidades, frente a los asesinados de lideres que agencian procesos de defensa y protección territorial y de los promotores de la sustitución de cultivos ilícitos.

Para más información consulte el informe de la Comunidad Akubadaura: http://akubadaura.org/colombia-nacion-multietnica-y-pluricultural-que-ignora-el-enfoque-etnico/.

Lanzamiento proyecto “Mapiripán, territorio de paz con desarrollo sostenible”

El pasado 14 de agosto tuvo lugar el evento virtual de lanzamiento del proyecto “Mapiripán, territorio de paz con desarrollo sostenible” financiado por la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) con un aporte de 2.4 millones de euros (8.846 millones de pesos colombianos), implementado por la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en coordinación con la Agencia de Renovación del Territorio colombiana (ART). El proyecto busca la reactivación económica y la integración social del municipio PDET de Mapiripán (Meta) y favorecerá directamente a cerca de 1.500 personas – con un impacto indirecto para toda la región – entre ellas, miembros de las comunidades indígenas Sikuani y Jiw, víctimas y ex miembros de las FARC, a través de la implementación de sistemas de producción sostenibles, generando ingresos para las familias campesinas.

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El evento contó con la participación del Consejero Presidencial para la Estabilización y Consolidación, Emilio Archila; el Director de la ART, Juan Carlos Zambrano; el Embajador de Italia en Colombia, Gherardo Amaduzzi; la Embajadora de Colombia en Italia, Gloria Isabel Ramírez; el Representante de la FAO para Colombia, Alan Jorge Bojanic; el Director de Poligrow, Carlo Vigna; el Secretario de Agricultura de la Gobernación del Meta, Julio Romero; y la Alcaldesa encargada de Mapiripán, María Consuelo Morano.

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El Embajador Gherardo Amaduzzi hizo énfasis en la gran oportunidad que este proyecto ofrece al país para la reconciliación y el desarrollo rural en uno de los Municipios más afectados por la violencia, que podrá representar un modelo replicable de intervención territorial articulada e integrada, en donde sector privado, sector público y sociedad civil puedan juntos rediseñar un modelo productivo de desarrollo más participativo y sostenible.

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